lunes, 5 de septiembre de 2011

¿CUÁN LEJOS PUEDO IR SIN LLEGAR A PECAR?

Los jóvenes cristianos siempre quieren saber qué está bien y qué está mal hacer antes del matrimonio. La pregunta no formulada en palabras es: “¿Cuán lejos puedo ir sin llegar a pecar?” Hay muchas zonas grises para las que la Biblia no provee una orientación claramente delimitada. Sin embargo, he descubierto un trabajo de investigación acerca de los pasos que unen a la pareja, que aporta excelentes bases para tomar decisiones.

La unión de la pareja tiene componentes tanto físicos como emocionales, espirituales e intelectuales.


Cuatro fases, doce pasos

Se ha observado que los 12 pasos que vamos a detallar se dan de modo consistente en el 80 % de las 500 culturas estudiadas.

 Primera fase: No hay contacto físico

Paso 1: Del ojo al cuerpo. La primera mirada no es una mirada sexual. Es una mirada de descubrimiento. Esta primera mirada determina si la relación va a proseguir o no.

Paso 2: Las miradas se encuentran. Cuando las miradas se encuentran, hay una aceleración del ritmo cardiaco acompañado de un rubor de turbación, que provoca la interrupción y el desvío de la mirada.

Paso 3: Se entabla la conversación. Al principio, la conversación de la pareja se limita a lo más elemental: Este paso no puede ni debe ser pasado por alto. La relación necesita ser frenada y prolongada en este momento antes de que empiecen los contactos románticos. Porque en cuanto se inicia el afecto romántico, la pareja va a actuar de modo diferente.

 Segunda fase: Primeros contactos físicos

Durante la segunda fase de las relaciones, la pareja pasa mucho tiempo hablando pero el contacto ya no es sólo visual. Empieza el contacto físico, aunque no está todavía relacionado con el sexo. Los abrazos prolongados o los besos en la boca aceleran el proceso normal y suscitan respuestas sexuales antes de tiempo.

Paso 4: Mano en mano. Los primeros contactos físicos pueden ser inocentes: un apretón de manos, un toque mientras se ayuda a la joven a entrar por una puerta. Este contacto es también una declaración social: “Tengo a alguien que disfruta estar conmigo”.

Paso 5: Brazo sobre los hombros. Pronto la emoción de tomarse las manos disminuye, y se necesita algo nuevo para expresar el creciente interés. Es un gesto posesivo que significa: “Esta relación sigue adelante”. Al contacto visual y a la conversación se une ahora un mayor contacto corporal.

Paso 6: Brazo por la cintura. Pero, eventualmente, la excitación de tomarse de la mano y de pasar el brazo por los hombros también disminuye. Así es que para recuperar la excitación, la pareja pasa a abrazarse por la cintura, expresando mayor grado de posesión del cuerpo.
 
Tercera fase: Contacto íntimo

En esta fase la pareja prefiere darse la cara. Aunque no exista contacto sexual directo, el cambio de posición corporal pone al sexo en una agenda tácita de la que ambos son intensamente conscientes. La comunicación es ahora diferente. Hasta ahora la pareja ha estado desarrollando su capacidad de comunicación. Ahora los intercambios verbales se suspenden y los contactos visuales y las expresiones no verbales prevalecen.

Paso 7: Frente a frente. Cuando la pareja se sitúa cara a cara, está cruzando una importante barrera. Cada uno debe decidir cuidadosamente si detenerse en este paso o seguir adelante. En este momento se producen tres tipos de contacto: abrazos, besos profundos y prolongados contactos visuales. A partir de ahora, la pareja no casada debe tener cuidado en sus expresiones de afecto físico cuando todos los motores del sexo se ponen en marcha.

Paso 8: Manos a la cabeza. Aquí la mano de uno se detiene a acariciar la cabeza del otro mientras hablan o se besan. Este gesto íntimo está reservado para aquellos que han desarrollado un alto nivel de confianza. En otras palabras, la pareja debería dejar de verse a menos que tengan planes de contraer matrimonio en un futuro inmediato.

Paso 9: Manos al cuerpo. Ahora las manos del uno exploran el cuerpo del otro. Para el hombre acariciar el pecho se vuelve algo importante. En los pasos anteriores al 9, las manos se mantienen por fuera de la ropa. Después las manos se van a introducir por debajo de la ropa, pero permaneciendo por encima de la cintura. El paso 9 es peligrosamente progresivo, incluyendo masajes en la espalda y otras caricias. Cada vez que los novios entran en el paso n° 9 tienen mayores dificultades para detenerse en él. Por lo general es entonces cuando la mujer se da cuenta de que, o da el alto o será demasiado tarde. Este es el último punto con retorno antes de que se necesite la protección del matrimonio.

Cuarta fase: Una carne

Al último grado de intimidad se llega de un modo apropiado dentro de las relaciones del matrimonio.

Paso 10: Boca al pecho. El paso 10 conlleva el desnudar el pecho de la mujer, requiriendo por consiguiente la máxima privacidad. La pareja no busca sólo el placer y la excitación sino que está intentando culminar el acto sexual.

Paso 11: Manos a los genitales. Las manos descienden por debajo de la cintura. La excitación sexual y el juego erótico ya están lanzados en esta última y más íntima fase de caricias genitales. El diccionario define como virgen a la “persona que permanece en estado de castidad”. Esta definición muestra que la pureza ya se ha perdido cuando una pareja no casada alcanza el paso 11. Palpar los genitales de alguien difícilmente podría considerarse como algo casto, puro o virtuoso en ninguna cultura. Técnicamente esto se sitúa a apenas unos instantes antes del acto sexual.

Paso 12: Genitales a genitales. El proceso de unión alcanza aquí su más alto nivel de deseo sexual y se completa con la penetración y el coito. La unión de una pareja se ha consumado a medida que avanzaba con esos 12 pasos. Pero su objetivo tendría que estar más allá del placer sexual. El objetivo de este proceso de unión es desarrollar un vínculo indestructible de entrega y confianza entre marido y mujer. Cuando se alcanza este paso en el noviazgo puede conllevar a la perdida de la comunión con Dios. No hay deseos de orar o ir a la iglesia se pierde todo…


Resultados de acelerar o saltear pasos

Si el proceso de unión de 12 pasos se acelera, pueden producirse varios daños.

    1. Cuando algunos pasos se saltean o se aceleran, el lazo de unión se debilita y tiende a romperse o a deformarse. Esto ocurre porque los componentes de la pareja no tomaron tiempo para hablar a fondo sobre asuntos importantes —valores, objetivos y creencias— antes de encontrarse físicamente comprometidos. Una vez que los motores del sexo se ponen en marcha, las personas olvidan otros aspectos del proceso formativo de la relación. Es más fácil y más rápido conocerse en lo físico que en lo emocional, social o espiritual.
    2. Después de que una pareja se separa, tendrá tendencia a acelerar los pasos en la relación siguiente. Cada nivel de excitación sexual es tan inmediatamente gratificante que resulta casi imposible quedar satisfecho con los niveles más bajos. La consecuencia a largo plazo de una libertad sexual sin inhibiciones será la dificultad en contentarse con una sola pareja después de múltiples relaciones.
    3. Una persona sexualmente experimentada tenderá a empujar a su nueva pareja hacia el acto sexual. Una persona que se ha acostumbrado a recorrer los 12 pasos de excitación sexual sin detenerse encontrará muy difícil frenar el proceso o detenerse en los pasos 7, 8 ó 9.

Ahora que conoces en detalle los 12 pasos que unen a la pareja, podrás decidir mejor qué es lo apropiado para cada fase del noviazgo. Tus valores consagrados a Dios junto con el respeto que tienes de ti mismo dictarán tus decisiones. Los pasos 9 al 12 están fuera de lugar en una relación antes de la ceremonia de boda.

UNA INVITACIÓN A LA PUREZA SEXUAL

 El plan de Dios para nuestra vida es perfecto y no ha cambiado nunca. La intimidad sexual para los casados es el designio especial de Dios para la procreación y para nuestra satisfacción. Este es el único estilo de vida que ofrece felicidad completa. A los ojos del mundo, la decisión de mantener la pureza sexual antes del matrimonio puede parecer poco realista, pero los hechos confirman que esa decisión, sin lugar a dudas, te conviene. Deberías considerar tu sexualidad como un don de Dios marcado con el siguiente aviso:
 
“Para el máximo disfrute, no abrir antes de la boda”.

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